sábado, 29 de mayo de 2010

Te dejo Madrid... por ahora.


Que un sueño no se cumpla no significa necesariamente renunciar a él. Pienso, o al menos necesito pensar, que deben existir mil y un motivos por los cuales mi momento de ir a Madrid no era ahora. Algunos enfocan sus sueños hacia personas, proyectos, ideas, viajes o más sueños...


Yo enfoqué mis expectativas hacia mi futuro. Pero mi futuro parece que no me espera allí o eso quiere hacerme creer el destino. ¿Es eso cierto? ¿debo renunciar porque he perdido una vez?


Pude haberme inducido a una espiral de negatividad pero no he querido que esta vez sea así porque aguardo en mi todavía una leve esperanza de ser yo la que, por mi propia voluntad, conduzca mi propio camino.


Tal vez mi error ha sido confiar que otros podrían encaminarme hacia una nueva etapa que comienza ahora, tras cuatro años que han sido el gran punto de inflexión en mi vida. Ahora me encuentro con las manos vacías pero mis ilusiones, lejos de decrecer, aumentan cada día porque hoy, más que nunca, me siento poseedora única de las riendas de mi vida.


Me va a corresponder a mi dirigir el lugar al que se orientan mis sueños y eso, me satisface más que nada ahora mismo. Siento que tengo la libertad en la palma de mi mano y no me atemoriza la responsabilidad para conmigo misma que eso conlleva. Me haré cargo de todas y cada una de las consecuencias que se deriven de mis decisiones.


La vida siempre me ha parecido un sinónimo de elección pues inevitablemente estamos eternamente obligados a elegir. Y en cuanto que elegimos creo en la existencia de un destino pero no uno marcado, como espiritualmente se puede llegar a pensar, sino el que yo construyo. Puede que mi sueño se haya roto ahora, a corto plazo, pero sé que si lo mantengo y, me mantengo en el camino adecuado, mi sueño solo dormirá un rato más hasta despertarse y hacerse realidad...


"Puedes llegar a cualquier parte siempre que andes lo suficiente" - Lewis Carroll

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