Deja que me pierda. Entre palabras que no comprendo. En historias de las que nunca seré protagonista.

Si hubiera sabido que al final de mis labios iba atado mi corazón jamás te hubiera dejado besarme.

El sol ha vuelto. Y puede que con él, algo más.

A veces, me invade un sentimiento antinatural. Un deseo de posesión incontrolado. Una necesidad inhumana de satisfacer un placer prohibido. Es como si un demonio interior me pidiera que rindiera cada uno de mis sentidos a lo más oscuro de mi ser. Me pide que sea egoísta y confiese una verdad dolorosa que me va a liberar a costa de destrozar otra alma.

Y en ocasiones, lo único que puedo pensar al respecto es ¿cuando cederé?

Hay historias que son breves, tal vez parece que van a ser largas y de repente tienen un final repentino. Otras historias reinciden en segundas partes. Pero como se suele decir, segundas partes nunca fueron buenas y muchas pasan a un segundo plano. Y extrañamente, a veces llega de forma casi insospechada e inesperada una continuación. Y cuando sabes que has llegado a la tercera parte del gran libro que es tu vida, te das cuenta de que la segunda parte que creíste que no era tan buena, debió de tener alguna trascendencia...

¿Cuántos capítulos más de los que me quedan por leer seguirán recordándome que eres la parte favorita de mi historia?

Mis dibujos también se estaban volviendo demasiado serios. De vez en cuando, está bien recordar lo alegres que eran antes.

El cuarto miembro, el único que quedaba por pasar por el ritual. Es un ritual ingenuo, casi infantil pero ayuda a pensar que, dentro de un tiempo, las cosas serán diferentes.

La foto de hoy es un tanto especial porque no ha salido de ninguna cámara. Es una creación o según se mire, el reflejo de mi mente cuadriculada. Esa que no mira más allá de lo que le apetece que sea suyo a toda costa y que no puede lograr...

País Vasco.

Mejor dicho, País Chubasco.

Teira.

Ya tenemos un miembro nuevo en la cuadrilla. Y es qué, ¿quién dice que no a esa mirada curiosa?

Gracias.

Por haber robado mis palabras, que desde que pienso en ti, mi cabeza se ha convertido en un papel en blanco. Y el motor que daba impulso a ese lugar, una pluma desgastada.

Frágil

Harta del espectáculo en el que corro el riesgo continuo de precipitarme a un vacío sin red que recoja mis pedazos. La función que cree para ti esta a punto de llegar a su fin. Se acabó hacer acrobacias con mi propio cuerpo. Se acabó saltar, esquivar, voltear y burlarme de mi propio corazón. He perdido demasiado tiempo en un camino que solo era el final hacia nada. Visto desde dentro, este es el show más triste que me ha tocado interpretar. He desfilado desnuda por la cuerda, he quedado suspendida varias veces sobre el vacío incierto. He vuelto a intentarlo una y otra vez, pero el final no llega.

Porque simplemente no existe.